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lunes, 16 de abril de 2012

Si no crees en mí

¿Podemos irnos?, dijiste.
Pero ya las sombras estaban sobre nosotros.
Entramos en un estado de coma,
donde no deseábamos vernos, ni ver las caras.

¡Qué problema no saber de quién es la culpa!
O no tener a quién echársela.
Siempre lo vimos venir, pero lo inevitable,
lo escondemos para poder jugar.

No hablaré más de nada,
prefiero ser consumido por tu ira.
Mi sed de conocimiento, como la de venganza,
se harán a un lado para sucumbir ante el dolor.

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