Quisiera

Quisiera sentir tu aroma
Quisiera oler tu calor
Pero estás tan lejana, y fría
Una isla perdida en el océano

Bueno soy, para imaginar vidas alternas
Bueno soy, para saber que son imposibles

La razón guía mis pasos
Y la fe inunda mi corazón
Pero se me acaban los fundamentos
Para esto no hay teorías

Lo poco que recuerdo de ti

Lo poco que recuerdo de ti
involucra un semblante perfilado
hecho con delicadas manos
de quien hubiese deseado una niña para sí.

Cabello oscuro, negro de la noche,
ojos de miel y sonrisa de mañana.
¿Cómo será tu aroma?
¿Serán suaves tus manos?

No sé si eres la correcta
si eres la que marca el destino.
No sé si eres la que invadía mis sueños,
la que bailaba al son de guitarras.

Lo poco que recuerdo de ti,
se pierde entre nubarrones rosa.
Es como acercarse a lo oscuro,
y enamorarse sin poder ver las propias manos.

La dicotomía del soñador

Una sonrisa, un gesto
Es todo lo que hace falta para caer.
Un abrazo que no se da,
el desinterés fingido de la casualidad.

Maldecir, o más bien volar.
Dejarse llevar, o quedarse atado a un sueño.
Es la dicotomía del soñador,
que ha sido a la vez villano y salvador.

Sin sentirme yo

De repente todo se relativiza.
La lluvia, los sonidos, el alma.
Estar en soledad un momento.
Y luego rodeado de risa y de calma.

Podría sonreírle a una ninfa
pasajera, susurrarle al oído
un par de versos, ver sus diamantes
o el hilo delgado de su cuello.

La lucha es diaria.
Por mí, conmigo,
contra mí, junto a mí.
Escribiendo, esperando, nuevo.

Miedo, como por oleadas,
O una extraña sensanción,
como fuera de sí,
sin sentirme yo.

Pero hay momentos de lucidez,
tierna mañana, olor a rocío.
O la primer noche despejada de Noviembre
Como aquel auto-amor en el olvido.