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domingo, 29 de julio de 2012

Leones

Leones en los sueños
Detrás de nosotros
Afilados, sonrientes
Dispuestos a atacar

No les importa morir
Saben que son nuestros dueños
Se esconden
Saltan, atacan

No sabes si reír
O correr u ocultarte
No sabes si gritar
O rendirse a sus fauces

De repente te embarga el miedo
Y despiertas sudoroso
Y queda el dolor de alguna mordida
Y el recuerdo de la pesadilla

No trates de esconderlo
Son grandes y atrevidos
No trates de disimular
En la cara se ve lo sufrido

Leones en los sueños
Rodeando los costados
Afilados, sonrientes
Dispuestos a matar

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domingo, 15 de julio de 2012

A esta ciudad tan triste y oscura


Es extraño esto de perderse en la noche,
mirar al cielo y encontrarse a las estrellas.
En algún punto de esta finita Tierra,
hay alguien mirando la misma Luna.

Y regresar al punto donde quedaste,
perdida, sin encontrarte, en un vagón.
El recuerdo lacera las miradas perdidas,
hace que agaches la cabeza y maldigas.

Es cálida la sonrisa que se brinda,
pero hiere cuando sabes que es fingida.
Me gusta pensar que es tu culpa,
así me libro de esta daga dañina.

O tal vez sea yo el extraño en esta tierra,
nunca quise romper las promesas asumidas.
Pero es difícil lidiar con la mentira,
es duro ser falso con el propio corazón.

A esta ciudad tan triste y oscura,
no le reclamo nada que nunca fuera mío.
Sólo me queda una única certeza,
y es que fui nuestro propio enemigo. 

lunes, 9 de julio de 2012

En esta noche sin estrellas

Leer entre líneas tus poemas.
Esperando el milagro divino.
Ansiar tus labios, pensar...
Incluso dejar que te cueles en sueños.

¡Ojalá dijeras que lo sientes!
¿Sentir qué? "Lo siento por amarte"
"Lo siento por hacer que te sientas así"
¡Acaso tiene sentido buscar en ti la explicación!

Me asfixio en mi propio llanto...
Una y trescientas noches más.
¿Dónde busco, qué busco, por qué?
Esto se trata de mí, este es mi sufrimiento.

Y nunca lo dejaste ser... y dices que me amas.
Es la duda que me ha asaltado desde siempre.
Uno no tiene certezas en esta barca sin rumbo.
Pero uno busca vivir la felicidad.

Y sufrir uno, ocho, nueve, diez, once...
Ya perdí la cuenta de los meses.
Este es mi Jesús personal, mi sufrimiento, mi mesías.
Le pido a Dios que me dé respuestas... pero las pistas son tan poco claras...

Hoy me besas, hoy me abrazas...
Mas nunca me dejas ser prisionero de tus besos.
Mas nunca lo gritas, nunca lo sientes, nunca lo dejas.
Entonces no sé cómo buscarte, cómo hallar tu sentimiento.

Es de tontos decir que no se siente nada...
Es vago el negar lo que ahonda en el corazón.
Pero no dices nada... pero me ocultas...
Pero lo callas y me dejas ir...

Ojalá tuviera mejores razones para alejarme...
Ojalá no dijeras que me amas.
Ojalá no me destrozara tu mirada, tus manías.
Ojalá fuera estúpidamente libre, como quien no siente amor.

En esta noche sin estrellas me lamento.
Lamento ser como nací, lamento ser el hombro del llanto.
Lamento ser hombre tan lejano a los hombres.
Lamento ser "el bueno", "el diferente", "el que vale la pena".

Lamento este sufrimiento.
Lamento que mis ojos se apaguen.
Lamento mi llanto solitario, sin compañía.
Lamento sentir el abandono de tus brazos.

Lamento ser "lo prohibido".
Lamento ser el estúpido que corre,
el que mira, calla y siente.
Lamento que me ames, lamento hacer lo mismo.

Esperar tu reacción, besarte como si fuera el último.
¡Ojalá fuera lo último! ¡Qué digo!
¡Sí! ¡No! ¿Qué espero? ¿Qué esperas?
Dime, ¿qué esperas de mí?


-- "Dime ¿qué impide ayudarte?
sólo dime que te cuesta sentir
que en tu alma también hay amor " 
L.A. Spinetta -- 

jueves, 5 de julio de 2012

Descifrando el óleo


Desnudarte fue sencillo.

Es fácil arrancar la seda de la telaraña.

Besarte fue sublime.

Cuando el sabor del beso viene acompañado de amor.


¡Qué días fueron aquellos, mujer!

Atrapado en el calor inagotable de las pasiones,

perdidas ahora en algún mal sueño que se cuela.

¡Qué días, mujer!



¿Qué clase de sueño te hace vivir mientras estás en él,

te hace revivir dulcemente cada detalle, cada sabor,

y luego te arranca de un golpe, te despierta, te devuelve,

y hace que te acurruques y llore el niño que dejaste abandonado?


Yo no fui ni he sido cobarde,

pero al contrario de lo que dijera Silvio,

entonces lloraba por verla morir,

pero hoy, hoy me toca llorar por mí.

lunes, 2 de julio de 2012

Amar al odiado

Amar lo que parece prohibido duele. 
Cuando todo está en contra, 
cuando se apuesta al rechazo de los demás, 
cuando el cariño es clandestino. 

¡Cómo duele amar al extranjero! 
O darse al corazón duro y odiado. 
Duele permanecer junto al oprimido, 
y rebelarse contra aquellos que tiran piedras al abandonado. 

¿Acaso no sufre más aquel 
que sabe que no debe ser amado? 
Aquel que sabe que es rechazado, 
pero que no debe mendigar lo que no le es correspondido. 

Duele ver juntos el mismo atardecer, 
y que el mundo luche por separarnos. 
Duele el amor de familia, el de amigo, el desconocido, 
cuando nadie quiere permanecer a tu lado por amar. 

Duele aceptar el amor por el rechazado. 
Saber que será apartado por amar. 
Es una lucha que parece imposible, 
pero la única esperanza mantiene lo que se debe dar. 

¿Acaso no se sufre junto a aquel 
que está acostumbrado a que no lo amen? 
Aquel que tiene duro el corazón, 
y que no quiere recibir el amor que nadie nunca le ha dado.