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lunes, 2 de julio de 2012

Amar al odiado

Amar lo que parece prohibido duele. 
Cuando todo está en contra, 
cuando se apuesta al rechazo de los demás, 
cuando el cariño es clandestino. 

¡Cómo duele amar al extranjero! 
O darse al corazón duro y odiado. 
Duele permanecer junto al oprimido, 
y rebelarse contra aquellos que tiran piedras al abandonado. 

¿Acaso no sufre más aquel 
que sabe que no debe ser amado? 
Aquel que sabe que es rechazado, 
pero que no debe mendigar lo que no le es correspondido. 

Duele ver juntos el mismo atardecer, 
y que el mundo luche por separarnos. 
Duele el amor de familia, el de amigo, el desconocido, 
cuando nadie quiere permanecer a tu lado por amar. 

Duele aceptar el amor por el rechazado. 
Saber que será apartado por amar. 
Es una lucha que parece imposible, 
pero la única esperanza mantiene lo que se debe dar. 

¿Acaso no se sufre junto a aquel 
que está acostumbrado a que no lo amen? 
Aquel que tiene duro el corazón, 
y que no quiere recibir el amor que nadie nunca le ha dado. 

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