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viernes, 30 de diciembre de 2011

Estamos atrapados

Las almas vienen a este mundo,
sin saber el porqué.

Y viven en campos amarillos,
el Sol incluso llega a quemar
sus deseos, por tanta luz,
que los vuelve iluminados.

Y sueñan con despertar
de su pesadilla vuelta vida,
que es inmortal ante su deseo
de escapar volando, hechas pájaros.

¡Mejor que sea mujer su alma!
y huya de la incontrolable irracionalidad.
Que se entregue a la pasión vuelta llama
y que sólo ame, sólo con el corazón.

El recuerdo no las dejará salir.
Siempre las mantendrá atrapadas.

martes, 13 de diciembre de 2011

Hoy por fin

¡Hoy por fin
la inmensidad me rodea!
Por fin la vida se vuelve tibia,
aunque fugaz como siempre.

Hoy por  fin encuentro el ritmo,
la música, el sonido que buscaba.
Por fin llegan las palabras
que acaban con mi espera de calor humano.

Hoy soy libre, hoy ha llegado Dios.
Ya no siento la tristeza, ya conozco la dicha.
La paz ha regresado en alas blancas.
Por fin es otro el humano que habla.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Días como este

Días como este, que la lluvia llama a tu ventana,
y si escampa de tanta preocupación,
podrás ver por el balcón a la ciudad que blanca
guarda algún signo de interrogación.

Días como este, estás caliente y a salvo,
tal vez sólo aburrido de ver las horas escapar,
desde las paredes de esta casa que sos,
que a punta de dolores y amor se construyó.

Tal vez no sea ideal, un día como hoy,
para quedarse esperando el momento,
que alguien llegue, llame a tu puerta
y te diga lo que te espera con el Sol.

Días como este, alguna canción vieja para recordar,
el sabor de la tranquilidad y tal vez,
una mano amiga que llegó de lejos
a tenderte los sabores de la risa y del café.

Días como este, el olor del paisaje prostituido
y viejo que ves con cada amanecer.
Y en un momento, sin saber por qué,
estás en el planeta que alguien te inventó.

Tal vez no sea ideal, un día como hoy,
para perderse en los recuerdos
de lo que fue, lo que se pudo
y tal vez de lo que se perdió.

El horizonte, calma la voz,
que te pide que te sueltes,
que te acurruques y que digas
adiós.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Pero ya no

"Estómago, perdón por las mariposas.
Almohada, perdón por las lágrimas.
Corazón, perdón por todo el daño"

Yo he estado ahí.
Yo he estado llorando día, tras día, tras día.
Yo he estado pensando en lo que fue
y en lo que nunca fue.

Perdí las noción entre los recuerdos,
de los besos que le di,
de cuánta locura pueden albergar
dos pares de labios.

Yo también recorrí su cuerpo con mis manos.
No me gusta decirlo así, pero podría
asegurar que fue mía, fui suyo, fuimos los dos.
Cuánta caricia, cuánto beso, cuánto calor.

Pero ya no.
Me disculpo con mi razón,
por no haberle hecho caso.
Ella sabía mucho más que yo.

Le pido perdón al corazón tan herido.
Al tiempo que le tiendo vendas de cariño.
No quiero sentir de nuevo compasión.
Esos tiempos grises ya fueron.

Tal vez mi mente evoca alguna noche,
cuando lentamente desnudaba su aroma.
Pero ahora, menos joven y más atento,
será otro quien ocupe esa faena.

Ahora soy mejor, soy distinto.
Dejo que la turbulencia se la lleve la marea.
Cuánta oscuridad, cuánto desorden,
que no me dejaba ver lo hermosa de la noche.

Ahora soy yo quien mira atrás y te digo,
desde allá lejos, ¡Hasta luego, torpe ciega!
Que cegada por la amargura dejas ir
a quien en otro tiempo te hizo reina.

Ay mujer dañina, ¡qué hiciste de mí!
Ay hombre tonto, ¡qué dejaste pasar!
Pero ya no repito, ya soy otro,
que toma su vida y de ti se aleja.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Canción para el hombre que nunca aprende


"¡Ay qué pereza!
¡Todavía pregunta por ti!"
(a Pedro)

Tal vez media Luna como único norte.
Una noche fría, sin dónde ir.
Está el que nunca quiso aprender.
El que siempre se refugia en todas partes.

"Ella no está, ella se ha ido,
y yo la quise, como ninguno".
Quién sabe cuánto lleva así.
Ya nadie quiere oírlo.

Y al final, amanece y no tiene,
más corazón que el que Dios le quiso poner.
Y alguna historia ilusoria,
de los abrazos que soñó y dejó perder.

Pobre hombre que nunca aprende.
Los demás siempre siguen ahí,
como siempre, como siempre hace la gente.
Pero él insiste, en quedarse dormido.

Un tango como excusa, o mejor,
lo explicaría con un bolero.
Pero la mujer, por la que lo deja todo.
Ella, ya no quiere bailar.

Yo incluso una vez le tendí mi mano.
Le dije: "Levántate, tienes un amigo".
Pero con su mirada azul me respondió.
"Ya no sé ni cómo será mi futuro".

Ya ni su familia, si tuvo, pregunta por él.
Dicen que se perdió en el vació del abandono.
Dicen que su madre lloró por él.
Que se fue, y no la quiso ver.

Y al final, anochece y no tiene,
otro lugar dónde ir más que su soledad.
Y se refugia en ilusiones,
que sólo él sabe que se cumplirán.

Pobre hombre, que nunca quiso aprender.
A estar sólo, a dejar que la vida se lo lleve,
y a adivinar lo que el viento quiera darle.
Pero él insiste, en quedarse en pie.

Un poema para sacar sus penas, o mejor,
un canto para llenar el silencio.
Pero la vida, por la que tanto se preocupa.
Ella, ya lo dejó atrás.

"El día que me quieras.
Ya no sé si te querré"
(a Carlos)