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sábado, 17 de abril de 2010

¿Quién soy?

No importa cuánto camine, cuánto proteste, cuánto grite.
No importa de dónde soy, a dónde vengo ni dónde muera.
No importa cómo viva, cómo crezca, cómo defienda.
No importa todas las palabras escritas y dichas.

Perderé la batalla, de nuevo y mil veces mil.
Me cerrarán las fronteras, me callarán la boca.
Tendré ganas de matar, de llorar, de cantar.
Y perderé, aún así, otras mil veces más.

No importa cuánto gima de dolor el mundo.
No importa si tus hijos me escuchan y me apoyan.
No importa si pierda mi hogar, mi familia, lo poco que tengo.
No importa si aparece el religioso, el gobierno o usted.

Tal vez pierdan sus batallas conmigo.
Tal vez lo que pierdan sea su tiempo.
No seré un indigente del miedo.
Y viviré en soledad con mi sangre.

Perderé la batalla, de nuevo y mil veces mil más.
Me bloquearán el camino, dirán mentiras.
Tendré ganas de matar, de llorar, de cantar.
Y perderé, aún así, otras mil veces más.

¿Quién soy? ¡Deja vú!
¿A quién encontraré, quién vendrá tras de mí?
Sólo soy un seguidor de otros cientos, y otros cientos vienen tras de mí.
Y todos morimos, uno a uno, un tiro de indiferencia tiene escrito nuestros nombres.

¿Quién soy? !Un deja vú de mierda¡
Mi color, mi lengua, mi nación, mi familia, mis costumbres.
Todo apuntará a lo mismo, todo será excusa.
Perderé la batalla. Otra vez, en la soledad en que vivo.

Y nadie escucha, todos son un deja vú, de otro tipo.
De los que dejaron de cantar en su propia tierra.
De los que escupieron el nombre de los otros, mi nombre y otros cientos de nombres.
De los fariseos de la realidad y la causa.

¿Quién soy? !Un deja vú¡
Terminaré como perdedor, luego de tanta lucha.
No seré más que otra placa en un parque, o en una casa.
Y perderé, aún así, otras mil veces más.