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domingo, 29 de abril de 2012

Histeria

Se agitan los miedos y la muerte.
Seré desprovisto, una vez que entren por mí.
¿Cuánto soporto para no explotar?
Me creerán loco, cuando vuele por los aires mi cabeza.

¡Mi Dios! Si siempre he tenido un dios.
¡Mi vida! Si siempre he merecido una.
Es entonces cuando vuelvo a vomitar sufrimiento,
mi entrañas me reclaman por lo que yo mismo hice.

¡Tengo miedo! Me he convertido en monstruo.
Me he lastimado y también los podré lastimar a ustedes.
Debajo de esta piel quieta se esconde una bestia,
que cuando acabe con la carroña que es este cuerpo.

Irá a por todos.

sábado, 21 de abril de 2012

Dama de lluvia

Quería entender el aroma de tu ausencia.
Ahora que la lluvia ha caído.
Perdida como mujer de agua y viento,
te marchaste lejos para no recordar.

Querida, perdido estoy en los arabescos
de alguna imagen de la comisura de tu vientre.
Canción no seré hasta que caiga la lágrima,
que por ti está reservada en el rincón azul.

Quería comprender la falta de tus tardes,
por qué no hay señal alguna de tu cotidiano reír.
¿Será que te desviaste tanto del corazón,
que ya ni en tu mente cabe el recuerdo?

Querida, me hago el fuerte para no correr
al abismo mortal de tus engañosos abrazos.
Caricias que no tendré ni hoy, ni mañana, ni nunca;
que para ti siempre fui error, siempre desliz en tu vida.

lunes, 16 de abril de 2012

Si no crees en mí

¿Podemos irnos?, dijiste.
Pero ya las sombras estaban sobre nosotros.
Entramos en un estado de coma,
donde no deseábamos vernos, ni ver las caras.

¡Qué problema no saber de quién es la culpa!
O no tener a quién echársela.
Siempre lo vimos venir, pero lo inevitable,
lo escondemos para poder jugar.

No hablaré más de nada,
prefiero ser consumido por tu ira.
Mi sed de conocimiento, como la de venganza,
se harán a un lado para sucumbir ante el dolor.

viernes, 13 de abril de 2012

No soy hombre para ti

Me siento tan pequeño a tu lado.
Pero aún así, tan chico,
tu corazón es incapaz de guardar mi cariño.
No soy hombre para ti.

Eso me dijo una Luna,
en una noche que el frío era tanto,
que ni siquiera el recuerdo de aquellos besos
podía calentar ni mi piel, ni mi alma.

No me mereces mujer.
Una vez lo dijiste, y ahora sé que tienes razón.
No seré tan grande, como he dicho,
pero no merece cariño quien endurece su corazón.

¿Quién es la ladrona de mis sueños?
Despertaré un día y te habrás ido del todo.
No perderé mi dignidad por satisfacer tu antojo,
que ya cansado de tanto yerro, me has perdido.

martes, 10 de abril de 2012

Despedida

Afuera estaba todo tranquilo y sin ti,
como siempre estuvo, nada ha de cambiar.
Si alguna vez te juré no correr más lejos
de lo que tus pies pudieran apartarse de mí,
lo siento, sólo fui víctima de mí mismo,
tratando de calzar nuevamente, como pieza defectuosa,
en algún cuadro que pintaste para ti.

Sí, he luchado por un mundo,
pero todo lo que hay en él te pertenece.
Son los abrazos que no te di,
las tardes en un país lejano,
el café todos los días,
el humo de un cigarro sin terminar,
porque adentro, besándonos, mirando al cielo,
la tarde morir o alguna estrella pasar.

Ya ves, no seré de los que gritan al viento
"¿cuánta desgracia, cuánto dolor?",
sé que soy tanto más culpable que tu.
Si alguna vez prometí quedarme aquí para siempre,
lo siento, pero un día desperté solo, aunque te rogara,
sé que no te quedarás, que en el camino que elijas
yo ya no seré vital. Es el curso de las cosas.

Afuera está la vida, afuera estoy yo,
mirando lo que queda de algún momento incierto,
entre mi último intento por lograr un beso, una caricia.
Ya no jugaré a tu héroe, ya no mereces que muera aquí,
posiblemente otro más ocupe este lugar, porque afuera,
afuera, allá, hay tantos tontos como yo alguna vez fui.
No se puede forzar, lo que por su propia cuenta no pasa,
hasta pronto, espero que seas feliz.

domingo, 8 de abril de 2012

Cierra bien la puerta

El frío que entraba no hacía más que aumentar la tristeza. Las lágrimas que tras un largo paseo veraniego, volvían para confundirse con la lluvia.

No vengas a tomar las manos como si nada. Porque sabes que estás bien. Pero cuando yo despierte, no sabré a dónde he ido, no sabré por qué me he vuelto loco. No sabré qué hacer.

¿Trastorno límite? Estar feliz y de repente mandar todo a la mierda, porque se sabe que se ha fingido hasta no poder más, como buen humano que trata con fortaleza los asuntos que sabe traen abajo su solipsismo, y cede ante la debilidad que el espíritu, o la carne o la falta de una mente entrenada, permite entrar en su existencia.

Y todos tan despiertos. Sin negar, sin pretender ser, pero siendo más de lo que siempre imaginó, entonces aceptará lo que ve y lo que no tiene, lo que le rodea y lo que se escapa. Y entonces, sólo entonces, llorará y será feliz.

Pero, por favor, al salir de esta maldita vida, cierra bien la puerta, que hace frío.

Juegos de pasión

Desafiar al instinto, como ruleta rusa, 
jugar con el curso de las cosas. 
Creo en la causalidad, y como tal, 
correré el riesgo de romper lo normal. 

Vivir al límite de los demás. 
Tranquila, yo también sé esconderme. 
Las circunstancias, eso nunca lo entendí, 
vivir con pasión, esa es mi especialidad. 

El miedo a perderme, ¡eso sí que es irracional! 

¿Alguna vez quisiste hasta hacer daño? 
¿Alguna vez fuiste caníbal del cuerpo ajeno? 
¿Alguna vez te quemaste con el fuego? 

¡Juegos de pasión! 

Las cicatrices por más que tarden en sanar, 
cuando las veas recordarás el sabor dulce. 
¿Quién te dirá si es correcto o no querer? 
Más aún, no me importa lo que quieras hacer. 

Entrégate al peligro de fingir que no pasa nada, 
por las noches sé que me encontrarás. 
No niegues más lo que has hecho y lo que deseas, 
entrégate a la fricción de romper el límite cuerdo. 

Entreguémonos a los dos, ¡un día a la vez! 

¿Alguna vez besaste hasta llorar? 
¿Alguna vez escapaste de la ciudad? 
¿Alguna vez te escondiste de los demás? 

¡Juegos de pasión! 

viernes, 6 de abril de 2012

Enfermo

Quiero estar enfermo,
muy enfermo, toda la vida.
Pronunciar su nombre y alucinar
loco de esta fiebre.

¿Qué puedo hacer?
¿Qué quiero hacer?
Nada más quedarme callado
y con los ojos dormidos
ver el rostro de un ángel.

Amor es ella, no necesito más
que dormir en su regazo.
Por las noches suspirar
y caer de nuevo en la suave agonía.

miércoles, 4 de abril de 2012

Carta a alguien cuando el momento lo amerite

Podría ponerme cursi y escribirte una canción, diciéndote cuánto te extraño, cuánto haces falta aquí y cuánto deseo verte.
Podría ponerme triste y escribir un soneto o dos, o un epitafio largo, ahora que no estás.
Podría ponerme orgulloso y escribirte que ya no te necesito, que ya no perteneces aquí y que me alegro de que te hayas ido.
Pero no lo sé. Ahora no lo sé. No sé qué escribirte.


Te diría que sé lo que pasó y que no me importa.
Te diría que tal vez te amó, que lloró y que ya no le importa.
Te diría que sabes que me quieres, que lo odias y que ya no te importa.
Pero sólo sé que no sé. Ahora sólo te diré que no sé qué decirte.

Decidido

Las promesas, están ahí
esperando a ser incumplidas.

Las palabras, pacientes
aguardan su destino de ser olvidadas.

Y escribiré versos melancólicos,
gris esquela del agua llovida,
reclamando al tiempo lo que se deja,
maldiciendo y ocultando la ira.

Pero no, esta vez,
será otro yo, en otra vida, en otro momento,
quien acabe pidiendo misericordia,
quien llore por un nuevo error.

Tú no mereces que siquiera te recuerde.
Pero te recuerdo.
Tú no mereces que siquiera te sueñe.
Pero te sueño.

¡Ay de aquel desdichado!
Que sin motivo aparente rompe en ilusiones,
que de repente se encuentra besando su boca,
que al instante despierta del amargo sueño.

Las tardes, están ahí
esperando a ser vistas.

Las estrellas, pacientes
aguardan su destino de consoladoras.

Y escribiré el verso decidido,
luz en la penumbra de esta lucha perdida,
diciendo que ya no me sacrificaré,
que el alba la puedo vivir con o sin compañía.