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miércoles, 19 de octubre de 2011

Mi gran problema: No tengo la certeza de nada.

Ella me gustó. Creo que yo le gusté alguna vez.
Creo que alguna vez me buscó.
Creo que alguna vez me llamó.
Posiblemente algún día nuestras bocas se encontraron.

¿Por qué, Dios mío, busco sentir esto?
¿Por qué olvidé cómo vivir sin esta sensación?
¿Dónde está mi calma?
¿Por qué los días de soledad son tan difíciles?

Ella ya no está. Creo que decidió irse.
No sé si la asusté. Tal vez pensó que era locura.
Pero de esa locura este loco no se quiso curar.
Y me quedé ahí, enredado entre el remolino de algún amar.

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