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jueves, 1 de septiembre de 2011

Y nada cambió la patética existencia

Te llenas de orgullo.
Yo de tristeza.
¿Qué nos pasa?

Qué sencillo es perder la confianza,
el respeto también. Tan sencillo.
Se pierde o se gana. Así no más.

Y estás llena de orgullo.
Yo de tristeza.
No quiero estar así

¿Por qué me afecta? ¿Qué me pasa?
¿Será por la falta de lo que
se nos había hecho costumbre?

¿Será por esta patética existencia?
Pero si ya era así antes.
¿Entonces?

Seguro fue por darme cuenta de que es patética.
Y que de alguna manera alguien compartía esa sensación.
Y que se hacía más fácil sobrellevarla.

Te llenas de orgullo.
Yo no quiero esta tristeza.
Sé que tengo humildad.

Reconozco mis fallos.
Me arrepiento, aprendo.
Y dejo atrás lo que fui.

¿Será suficiente?
¿Estás bien?
Porque ya no sé nada de vos.

Me da pena aceptarlo,
te extraño. Extraño
lo que se había hecho costumbre.

Te llenas de orgullo.
Yo sigo con tristeza.
Y nada cambió la patética existencia.

¿Qué hago?
No seguiré así para siempre.
Y no sigas, que te haces daño.

1 comentario:

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