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martes, 4 de octubre de 2016

Al final de Setiembre

He esperado algo como esto,
toda mi vida, sin duda lo he querido
Pero algo hay que no está bien,
y nena, no sé si lo sientes también.

¿Crees en un Dios?
¿Crees en sus designios?
¿Has sentido la voz que llama en tu pecho
y clava su hierro frío, filo desgarrador?

Yo no podré seguir mintiéndome,
no podré seguir atrapado en mis deseos.
Huir, dejar, escaparme, esa es la única victoria
en una guerra que he emprendido en contra de mi corazón.

Los tiempos como figuras en la nieve,
divertidos fueron, sí, grandes fueron, sí.
Pero son memorias destinadas a ser sepultadas
por las tormentas y el viento de los años venideros.

Cinco días, y mil noches, lloraré,
pero no se comparan con las horas de dolor,
mintiéndote, queriendo un sueño,
pero despierto en un auto engaño.

Culpable soy, por luchar, por creer que esto era amor
Por jurar y perjurar campos verdes y casitas de monte.
Por ilusionar, por correr, por quererlo todo y no dar a cambio,
por ser un injusto, un apasionado, un desertor.

Podrían ser noventa días, mil años o tres,
igual no entenderías, igual te irás con rabia.
Pero mi batalla interna ha firmado la paz,
mente, alma y corazón, al fin descansarán.

¿Me amaste? Sí tal vez
¿Quisiste? Posiblemente
Ya te amas a ti misma, eso es bueno,
Yo también, por eso dejo.

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