Me veo, y no sé quién soy.
El alma tiene hambre, y
es entonces cuando el amanecer llueve
y hace tanto gris, como niebla.
En el espejo hay un niño,
en la cara se ve el adulto huyendo,
y ahora resulta que hago todo
por pura y necia vanidad.
Es entonces cuando el sueño escapa
y hace tanta desesperación, como hambre.
Por salir de este encierro egoísta,
no sé si estaré vivo para contarlo.
Que bueno loco !!!
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