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domingo, 10 de mayo de 2009

Desarrollo Sustentable

El desarrollo humano no está limitado a un campo de acción. Vemos como a diario se realizan importantes avances en materia de salud, biotecnología, computación, automotriz, alimenticia, etcétera. Inclusive, muchos de estos adelantos están entrelazados, pues aplican tecnologías conjuntas para alcanzar un fin específico.

Así como se enlazan los conocimientos, también se enlazan los campos de afectación de los descubrimientos. La ciencia y la tecnología son fenómenos sociales que cambian el pensar cultural, maximizado cuando para construir un producto se necesitan múltiples saberes y muchos recursos naturales, sintéticos, monetarios, energéticos y humanos, por mencionar algunos. Los cambios que estamos sufriendo a nivel global no son hechos aislados, sino un conjunto de acciones y reacciones encadenadas.

El desarrollo hasta ahora se ha centrado en cuidar el ambiente y el medio ecológico, impulsando campañas en pro de la naturaleza y de la conservación, pues la explotación de los recursos no ha sido nada controlada -de no ser así, no habría necesidad de tanta publicidad-. A esto se le ha llamado desarrollo sostenible.

Sin embargo, está más que claro que preocuparse por preservar la existencia natural no es suficiente.

Miremos alrededor. Toda persona purista, que se oponga al creciente auge tecnológico, es excluida y tratada como analfabeta (analfabeta funcional). Hay que acoplarse al ritmo de la vida, no nos podemos quedar atrás. Es entonces cuando vemos que una aplicación “naturalista” pura para el desarrollo mundial, se queda afuera, obsoleta, impediría el rumbo de la evolución misma, dejando al humano como un ser con mucha creatividad, pero limitado por accionares legales puritanos.

Por lo tanto, pensamos en una sostenibilidad tecnológica. Pero se dice que no es posible, que se entra en conflicto con otros campos y que se afectan muchos intereses. Viendo el desarrollo sostenible desde un punto de vista pragmático, se podría decir que no hay problema en implementar determinado conocimiento si no se dañará el panorama que se tiene por delante... pero ¿acaso no vemos detrás y a los lados de toda idea? La naturaleza podría permanecer y mejorar, pero hace falta tomar en cuenta al individuo, al grupo, a la sociedad, al país y al continente, y a todas las consecuentes interacciones entre ellos.

Desde el Plan de Implantación de la Cumbre Mundial de Johannesburgo -probablemente desde antes- se propuso un modelo que no se centrara en la sosteniblidad de la ecología, sino que abarcara también todos los sectores del paradigma complejista (economía, política, social, cultural...), porque, al fracasar los intentos de imponer una conciencia naturalista y ver el crecimiento acelerado de la desigualdad, no es suficiente concentrarse en un campo, observando como los demás sectores involucrados en la producción decaen y empeoran su calidad de vida.

Para alejar toda conciencia utilitaria en torno al desarrollo humano integral, se habla de la sustentabilidad, concepto que involucra no sólo el cuidado del espacio terrenal, sino también una justa valoración de la riqueza, de la igualdad de oportunidades y del acceso a garantías por parte de todas las culturas mundiales, en donde tome importancia el deber ser, expuesto por Kant, y cada gobierno presente su verdadero compromiso a mejorar las condiciones de sus habitantes. Si bien la ecología es un tema delicado, actualmente el humano está estancado en un grado de infravaloración, en donde la vida y las condiciones que un ser con capacidad de raciocinio se merece, están muy por debajo de los intereses económicos.

Además, no basta con desear un estado transparente y equitativo. Schopenhauer nos ha dejado muy claro nuestro carácter de animal amordazado. Los gobernantes deben exigir una actitud crítica por parte de sus gobernados, en donde no se deje de lado la crítica en pro del mejoramiento, pues un gran vicio que impide el crecimiento balanceado es quedarse callado y aceptar las medidas a como son impuestas. La libertad de palabra es también un campo a cuidar.

El desarrollo sustentable nos induce a valorar realmente nuestra posición en cada sistema. Pidamos y demos lo que cada quien merece, esto es justicia. Además, como seres culturales, debemos estar conscientes de que cada trozo de la vida es importante para la protección del mundo.

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